domingo, 15 de marzo de 2009

¡LO CONSEGUÍ!

El lunes pasado me ocurrieron dos cosas que propiciaron el nacimiento de este blog.

Por un lado, recibí de Manel las indicaciones correspondientes para su creación. Mi relación con Manel puede expresarse diciendo aquello de que "los amigos de mi hermana son mis amigos". Nunca más cierto que en esta ocasión.

Habíamos cenado juntos el sábado anterior y le había hablado de mi interés por el tema al tiempo que de mi poca habilidad a la hora de manejar el ordenador para nada que no fuera escribir. Pues bien, tan solícito, amable y cariñoso como siempre, el lunes a media mañana ya tenía en el correo un mensaje en el que no sólo me indicaba la manera más sencilla de crearlo, sino que además me enviaba el enlace del que él mismo había creado, y en el que además, ¡ya había publicado una entrada!. Debo confesar que, si en lugar de tratarse de Manel, se hubiera tratado de cualquier otro representante de género masculino hubiera pensado que "los hombres siempre tienen tiempo de todo". Pero en su caso sé que no cabe tal pensamiento así que no pude dejar de asombrarme por su inteligencia y rapidez. Su entregada naturaleza ya no es para mí una sorpresa sino un regalo.

¿Cuando sería capaz yo de conseguir algo así?

Esa misma tarde, despues del trabajo tuve que desplazarme al centro. Caminaba hacia la estación de metro más cercana a casa cuando vi, pocos metros por delante a un grupo de hombres de edades varias que fumaban y charlaban en la acera. Algo en mí les llamó la atención porque más o menos discretamente se giraron a mirarme al tiempo que sonreían y a pesar de que ya no estoy en edad de piropos (por edad, ni siquiera de comentarios), me preparé a escuchar "algo".

Cuando una mujer se prepara para escuchar ese "algo", sus expectativas dependen de muchos factores. En mi caso y, dejando de lado la edad y el físico, mis circunstancias personales, en ese momento, dejaban mentalmente poco margen a la imaginación así que sin ninguna pretensión llegué a la altura del grupo.

Puesto que ocupaban toda la acera, se hicieron a un lado de una manera que me sorprendió y que sentí educada al tiempo que galante. Pero lo que sí me "descolocó" fue el piropo. Porque sí, fue un piropo. Un piropo en toda regla, el más admirativo, galante y de buen gusto que he oido jamás (porque decirme, la verdad es que no me han dicho muchos).

No pude dejar de girarme y sonreir agradecida pero no porque me hiciera sentir ni más ni menos mujer, ni más guapa ni más fea.

Me hizo sentir bien.

Y me hizo sentir bien porque fue una cosa bonita, sin pretensiones, una de esas cosas que se dicen o se hacen sin más ánimo que el de adornar la vida. Sí, igual que adornamos la mesa el día de Navidad o nos "adornamos" para salir una noche. De la misma manera que, "adornamos" nuestro caracter cuando visitamos a un enfermo o nuestro "genio" cuando tratamos con nuestro jefe.

No sé que proceso mental me llevó a enlazar el piropo con la creación de este blog, pero antes de llegar a la estación de metro ya había decidido que el nombre de mi blog sería ese piropo.

Porque, ...... si estamos atentos, ...... lo comprobaremos ......

...... ALGO PASA EN EL CIELO QUE SE CAEN LAS ESTRELLAS ......

Ya veis que yo ese día me encontré con varias.

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