sábado, 3 de diciembre de 2016

CON LA BENDICION DEL APOSTOL

Que pasados los 50 te levantes un día por la mañana y en lugar de coincidir en el baño con tu marido coincidas con tus amigas del colegio es una experiencia digna de ser vivida.

Nosotras ya hace seis años que compartimos esa experiencia y, creedme chicas, que no puedo dejar de maravillarme por ello y de agradecer la voluntad de todas de aprovechar la oportunidad que el destino -y las nuevas tecnologías- nos brindaron hace unos años al reunirnos de nuevo.

Este año nuestro sagrado fin de semana ha sido en Santiago de Compostela y de nuevo ha habido bajas pero, las que hemos podido, hemos cumplido con ese acuerdo tácito de disponer de 48 horas al año solo para nosotras.

Si el destino quiso reunirnos de niñas en el mismo colegio y que nos reencontráramos muchos años después, debe ser porque debemos mantenernos unidas. Para qué? Pues no sabemos, tal vez simplemente para tener la oportunidad y que no se nos olvide disfrutar nuevamente como las niñas que fuimos y que en el fondo contínuamos siendo.

Porque las mejores cosas de la vida no tienen precio. Las mejores cosas de la vida requieren la voluntad de querer hacerlas realidad.

Os quiero chicas!