miércoles, 17 de marzo de 2010

SOBRE LA AMISTAD

Secretamente, siempre diferencié a mis amigos como aquellos en cuyas manos pondría mis escasos ahorros en el caso de que los necesitaran. Más que un pensamiento, era un sentimiento que nunca, hasta hace muy poco, compartí con nadie por considerarlo políticamente incorrecto y, a menudo, pensaba en ello tratando de encontrarle una justificación porque, como sentimiento, nunca lo sentí equivocado.

En mi afán de justificar la relación entre algo tan hermoso y puro como la amistad con algo tan superficial y sucio como puede llegar a ser el dinero, llegué a una conclusión bastante satisfactoria y es que, de igual forma que yo no dudaría en poner mis escasos ahorros en las manos de un amigo, sé que un amigo haría cualquier cosa por devolvérmelos. Que lo consiguiera o no ya sería otra cuestión, pero nuestra amistad garantizaba que lo intentaría por todos los medios a su alcance.

No había avanzado más en mi razonamiento, que seguía considerando, digamos que incompleto, cuando, por casualidad, leí la opinión de Ferran Adriá al respecto:

- ¿Qué es un amigo del alma? ¿Aquel al que le darías todo tu patrimonio, si lo necesita?. Hay cosas que uno no puede pedir a nadie y, para mí, un amigo es alguien que nunca pediría lo que no debe.

Se trata de una definición sencilla a la que yo encontré un profundo significado gracias a la cual voy clarificando, poco a poco, el porqué de mi sentimiento sobre la amistad.

(Publicado en Cartas de los Lectores del Magazine de La Vanguardia, 14 Marzo 2010)

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