domingo, 4 de abril de 2010

ME GUSTA ESCRIBIR

Uno de los muchos placeres de la lectura, al que últimamente soy tan sensible que llega a emocionarme, se produce cuando, por casualidad, leo la, para mí, perfecta expresión de un sentimiento, experimentado en algún momento pero que no he sido capaz de traducir en palabras, ni tan siquiera para explicármelo a mi misma.

Pongamos por ejemplo este blog.

Lo abrí y lo mantengo, con toda la ilusión del mundo, por varios motivos: me gusta escribir, me gusta conversar, me gusta filosofar y me encanta debatir, pero a pesar de que es algo que no debería preocuparme, en un momento dado, no pude dejar de preguntarme qué pensarían al respecto aquellos con los que, en su momento, decidí compartir la experiencia.

El primer comentario fue unánime: algunos de los escritos son una exposición, tal vez demasiado “expuesta” de mis sentimientos. Estoy de acuerdo. Soy así. Siempre lo he sido. No tengo reparo alguno en expresar lo que otros callarían. Ahora bien, el tema empezó a preocuparme de verdad cuando Nuri me dijo que se había sentido violenta al leer alguna de las líneas escritas porque tenía la sensación de estar violando mi intimidad. ¡Ella!, ¡precisamente ella! para la que mi intimidad emocional no tiene nada de íntima.

Por otro lado, me rondaba por la cabeza a cuantas de las personas que saben de su existencia, confundiría la habitual extroversión que me incita a compartir alegremente cualquier nueva experiencia, llevándoles a pensar que pudiera tener delirios de escritora.

Pues bien, todo esto bullía en mi cabeza hasta que hace unos días, leí la entrevista realizada a un tal Richard Price, guionista en la televisión americana, cuyas declaraciones me ayudaron enormemente.

La entrevista se iniciaba, de forma genérica, hablando del hecho de “crear”, a través de la escritura, la cocina, la pintura, la escultura, .... y que definía como “descubrir lo urgente en tu interior para explicarlo” porque “sin explicar eso tan urgente que no te deja dormir, nadie puede vivir plenamente”.

Me gustó, así que continué leyendo y sucedió lo que comentaba al principio. A lo largo de la entrevista, fácilmente, con naturalidad, R.P. exponía todo aquello que yo sentía pero que no sabía explicarme.

Así, ahora, como a quien le gusta cocinar y habla de sus guisos, yo digo sin ningún reparo que me gusta escribir. Tengo la necesidad de explicar cosas y lo hago. Se trata de una experiencia que llevo a cabo conmigo misma pero que no me importa compartir con los demás en esta especie de “diario público”. Porque el hecho de “escribir no siempre tiene que ver con ser escritor”.

Hace años descubrí que volcados en un papel, mis sentimientos, mis dudas, mis problemas, ..... se aclaran. Pienso mejor si escribo y mi exhibicionismo en la red no tiene más intención que buscar la opinión de los demás, algo que además no sorprende a nadie cuando se hace a través de una conversación.

A pesar de que pienso que el entusiasmo y la práctica me han proporcionado una cierta aptitud, es bien cierto que no me preocupa como lo hago. Casi siempre escribo motivada por una ilusión, una decepción, o un acontecimiento concreto que no me dejado indiferente y mi necesidad de explicarme me hace pasar por alto una técnica de la que carezco. La única condición que me impongo y que supongo que no siempre consigo es tratar de resultar amena en consideración a quien dedique algo de su tiempo a leer mis “desvaríos”.

No tengo expectivas de “fama”. Evidentemente que me gusta ver publicado algo que he escrito pero si, a partir de ahí, y utilizando las palabras de R.P., en la entrevista, “gano un Pulitzer o no me lee ni mi madre es sólo una cuestión de ego” y el mío procuro tenerlo bastante ocupado mirándose el ombligo, que es su trabajo.

Así que para acabar, y al mismo tiempo dar fe nuevamente de mis limitaciones, tomaré prestadas las palabras de mi amigo Manel, al que, por cierto, no he pedido permiso y espero que no le importe, porque de nuevo otra persona ha conseguido definir algo que yo solo he sido capaz de sentir:

Partiendo de mis sensaciones, me gusta explicarle al mundo mi punto de vista. Si estás de acuerdo con lo que escribo, perfecto. Igual te parece pretencioso o fuera de lugar. También es lícito. En ambos casos, deja tu huella: me servirá para seguir el camino

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