jueves, 23 de abril de 2009

EL PLACER DE LA LECTURA

Considero que leer es una de las actividades más enriquecedoras que podemos realizar y, en mi caso, a pesar de que mis padres, por el espacio y el tiempo que les tocó vivir, tuvieron siempre otras prioridades, puedo decir que supieron inculcar en mí la importancia de la lectura.

Evidentemente, la finalidad de la lectura es la adquisición de conocimientos. No importa nuestro nivel cultural ni nuestras preferencias. La oferta actual pone al alcance de todos este autoaprendizaje, permitiéndonos escoger los libros que mejor se adecuan a nuestro grado de comprensión. Además, la lectura lleva implícitas actividades que hacen que esta forma de aprender resulte entretenida, sencilla y divertida. Me explico.

Leyendo, viajamos. Aunque no dispongamos de suficiente dinero para visitar ese país exótico, objeto de nuestros sueños, sólo necesitamos abrir un libro para disfrutar de sus paisajes, convivir con sus gentes y participar de sus costumbres. De hecho, lo primero que hacemos, cuando tenemos un viaje en perspectiva es comprar una guía que nos ponga al corriente de todo lo relativo al lugar que vamos a visitar. El primer paso del viaje ha empezado con un libro.

Leyendo, vivimos las más extraordinarias aventuras. Continuando con los viajes, ¿quien no ha querido retroceder en el tiempo?. Pues nada mejor que una novela histórica. Seguro que el acontecimiento escogido no supone mayor problema. Y si el viaje es al futuro ¡pues, perfecto!, una novela de ciencia ficción nos llevará a ese tiempo que aún está por venir.

De cualquier forma, ya se trate de viajes al pasado, al futuro o al interior de nosotros mismos, del descubrimiento de una isla o de un tesoro, gracias a las páginas de un libro, todo es posible.

Evidentemente, si el tema en cuestión nos interesa, el siguiente paso consiste en consultar libros más específicos aunque solo sea para verificar las bases de aquello que hemos leído. Seguro que no olvidamos nunca los conocimientos así adquiridos.

Leyendo, actuamos. A veces un libro nos absorbe tanto que llegamos a entrar en la piel de sus personajes protagonistas. En ese momento, sin darnos cuenta, somos actores y es cuando se nos pasa la parada de metro en la que debíamos bajar, o bien, la señora que se sienta a nuestro lado nos mira extrañada porque reímos o lloramos sin motivo aparente.

Leer no es un placer caro. Es fácil conseguir libros a través de la familia, los amigos, los compañeros de trabajo y, por supuesto, en las bibliotecas. Si, como yo, se tiene hacía a ellos un sentimiento egoista, y se quieren en propiedad, los mercados de segunda mano y las ediciones de bolsillo ofrecen precios razonables.

Insisto, no caben excusas, hay que leer porque la lectura es un placer del que, si aún no disfrutas, vale la pena iniciarse.

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